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Afganistán, una guerra olvidada y origen del yihadismo contemporáneo

A pesar de estar en guerra, el mundo se olvidó, con la caída del muro de Berlín y el desmoronamiento de la Unión Soviética, de la guerra por la que cruzaba Afganistán. Todo empieza allí, en un país que lleva en guerra décadas. Cuando hablamos de ataques terroristas y de Afganistán pensamos en aquel fatídico 11s y las imágenes inéditas de las Torres Gemelas y podemos pensar que ese es el origen, pero no, tenemos que retroceder en el tiempo hasta 1979 para saber el origen de este conflicto, que se convirtió en el conflicto más amplio relacionado con la Guerra Fría.

Aunque a veces se crea que el yihadismo está unido a los orígenes del islam, lo cierto es que esta violencia se debe a situaciones concretas y puntuales que tienen lugar en un entorno geopolítico. En 1979, la Unión soviética, que tenía grandes intereses políticos en la zona (como la creación de  un corredor terrestre que permita tener un gran puerto abierto a los océanos), decide invadir Afganistán para dar apoyo a los comunistas que utilizaron la inestabilidad política del país para alcanzar el mando del gobierno. Años después, en 1986, EEUU, el mayor enemigo de la URSS, decide involucrarse oficialmente en el conflicto ayudando a los muyahidines; aunque la ayuda a los insurgentes comenzó realmente seis meses antes de la invasión por parte de los soviéticos al autorizar el presidente Carter, de forma secreta, ayudas a los insurgentes.

¿Quiénes eran estos muyahidines? ¿Y qué relación existe con los actuales yihadistas denominados talibanes? Las fuerzas rebeldes, conocidas en ese momento como muyahidines, eran la resistencia al comunismo de la Unión soviética en Afganistán, la resistencia antisoviética apoyada por Arabia Saudí, Pakistán y EEUU, sobre todo este último, que no solo los financiaba, sino que también les dio armamento y entrenó en combate. Fue la CIA, junto con el Servicio de Inteligencia Pakistaní, la encargada de reclutar y entrenar a yihadistas de forma incentivada por las administraciones de los presidentes Carter y Reagan (que gastaron aproximadamente unos 40 mil millones de dólares en 25 años). Se estima que EEUU aportaba una ayuda de unos 50 millones al mes, mientras que la Unión Soviética aportaba unos 300 millones. Uno de los yihadistas reclutados fue el millonario saudí Osama Bin Laden, que acabó identificándose con los radicales islamistas (creador del grupo Al Qaeda).

Fue este respaldo de EEUU hacia los insurgentes extremistas lo que provocó la invasión militar soviética. Durante la guerra de Afganistán este apoyo financiero y armamentístico permitió a diversos grupos yihadistas como la Al Qaeda de Osama Bin Laden luchar en Afganistán y realizar atentados terroristas fuera del país.

Gracias al apoyo estadounidense, la Unión Soviética fue derrotada en 1989 aunque, a pesar de su retirada y la victoria del bando de los insurgentes, la guerra no acabó. Tras la retirada de la URSS hubo un incremento de los muyahidines que provocó una segunda generación de éstos, denominados esta vez como talibanes. Los talibanes surgieron para combatir la corrupción extranjera y mejorar la seguridad del país sin necesidad del apoyo de Occidente con el objetivo de reinstaurar un gobierno islámico. Cabe recordar que casi la gran mayoría de militantes de este movimiento talibán fueron en su origen miembros de la resistencia antisoviética, es decir, miembros del movimiento muyahidín. Esto quiere decir que, indirectamente, EEUU es el creador de este grupo de yihadistas talibanes al haber dado apoyo económico y armamentístico a sus predecesores, los muyahidines.

Ver: Origen del movimiento talibán

EEUU se mostró pasivo ante el gobierno represor (también destacó por la supresión de derechos, el sexismo y un mal y mediocre trato hacia las mujeres que fueron obligadas a llevar burka para evitar la corrupción del hombre y se les prohibió la educación) creado por este movimiento talibán. Sin embargo, dejó su pasividad a un lado tras el atentado del 11s por permitir que este gobierno talibán diera refugio a Bin Laden, líder del grupo terrorista Al Qaeda que financiaba al movimiento talibán.  

Desde entonces, EEUU ha estado involucrado en el conflicto más largo de su historia, por lo que podemos aventurarnos a afirmar que la mejor forma, y posiblemente la única, de acabar con esta guerra no es destruyendo a los insurgentes, a estos talibanes, sino mediante un acuerdo de paz. Un acuerdo que, tras 19 años de conflictos y largos periodos de conversaciones se firmó en febrero de 2020. Supuso un acuerdo histórico entre EEUU y los talibanes, por el que se comprometían a la retirada de las tropas americanas de Afganistán. Sin embargo, apenas cuatro días después del acuerdo, EEUU bombardea a los talibanes en defensa de un cuartel afgano atacado por éstos. A pesar de ello, los talibanes siguen insistiendo en que EEUU cumpla con el acuerdo para llegar a una paz que acabe con décadas de guerra.

Ver: Afghanistan: Fears political divide may thwart peace deal y EE UU firma un acuerdo con los talibanes para sacar a sus tropas de Afganistán antes de 14 meses

Aunque actualmente se considere que es Occidente quien está luchando contra el yihadismo  (a pesar de que en ocasiones no se sepa si realmente está luchando o encubriendo su financiación por otros intereses) cabe destacar que en la actualidad es China quien está verdaderamente interesada en mitigar los ataques terroristas y acabar con sus autores. Esto se debe, como todo en la vida, a sus intereses económicos, concretamente, a la Nueva Ruta de la Seda y la creación de nuevas infraestructuras en 152 países con corredores a través de Afganistán. Con esta Nueva Ruta de la Seda China obtendría una mayor influencia en África, Oriente Medio y Sur de Asia por lo que le interesa evitar todo aquello que le genere inconvenientes y problemas, como es el caso de los talibanes y sus atentados. Es por este motivo que China esté tan involucrada en la lucha contra el yihadismo en las zonas en las que tiene intención que tenga paso esta Nueva Ruta.

Si hacemos referencia a lo anteriormente mencionado, este afán de China en la lucha contra el terrorismo podría provocar un malestar en EEUU y suponer un problema para este país norteamericano. Si China consigue erradicar los ataques yihadistas y obtiene gran influencia gracias a la Nueva Ruta de la Seda, el país asiático se convertiría en una gran potencia en el mercado, lo que supondría una mayor competencia para EEUU. ¿Se involucraría el gobierno estadounidense en la financiación y apoyo secreto a estos terroristas con el objetivo de obstaculizar con ataques terroristas el desarrollo de este proyecto evitando que China obtenga mayor influencia y así continuar EEUU siendo la mayor potencia en el mercado?

Con todo lo dicho y explicado a lo largo del artículo, solo nos queda recordar que a veces es la propia oveja quien le abre la puerta al lobo.

 

 

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