Los siete países más ricos del mundo han acabado su encuentro en Cornwall este 13 de junio con una agenda renovada y la Build Back Better for the World como la contraoferta de Biden y el G7. Entre los nuevos propósitos del G7 destacan la superación de la pandemia y la protección del planeta, pero también la revitalización económica y el fortalecimiento de las alianzas internacionales existentes. El objetivo: abrir una nueva etapa de prosperidad, compartida y duradera, a través de la afirmación de los valores democráticos que unen a estas potencias.
La cumbre se ha desarrollado con relativa normalidad, únicamente oscurecida por los rescoldos de un Brexit todavía traumático y por el recelo, acaso, con el que las potencias europeas han recibido a la nueva administración norteamericana. Este último escollo no tardó en superarse: la puesta de largo de Biden, podría decirse, ha sido todo un éxito, pues no solo ha cumplido con las expectativas, sino que además, ha venido acompañada de una iniciativa económica que dará mucho que hablar en lo sucesivo.
La bautizada como Build Back Better for the World (B3W) – lema que ya empieza a extenderse por el sistema de Naciones Unidas en señal de respaldo, es una iniciativa “en positivo”, según la Casa Blanca; una propuesta llamada a satisfacer las importantes necesidades en infraestructuras de los países con ingresos bajos y medios, y a estrechar la brecha de más de cuarenta billones de dólares que separa a estos últimos de los países más desarrollados.
Si, ad intra, la B3W busca servir de complemento a las inversiones domésticas en infraestructuras que prevé el Plan Americano de Trabajo, ad extra pretende volver a posicionar a los Estados Unidos en el tablero internacional. Biden quiere así revertir el giro proteccionista que dio la administración Trump a la política exterior americana y devolver al país a su posición de liderazgo tradicional.
A tal fin, la iniciativa ya se ha dotado de cinco principios básicos que buscan, precisamente, aglutinar el mayor consenso internacional:
- En primer lugar, una apuesta por los valores de nuestro tiempo, como pueden ser la transparencia o la sostenibilidad (financiera, medioambiental y social, en congruencia con los Objetivos para el Desarrollo Sostenible que conforman la Agenda 2030);
- En segundo lugar, unos estándares de calidad y buen gobierno que siguen, como patrón de referencia, a la Blue Dot Network, iniciativa lanzada por Estados Unidos, Japón y Australia conjuntamente en el marco de la ASEAN (2019) para ofrecer criterios de evaluación y certificación a proyectos de infraestructuras para el desarrollo;
- También el respeto por el medioambiente, y singularmente por la lucha climática, tomando en consideración los puntos básicos del Acuerdo de París de 2015;
- O el fortalecimiento de los partenariados estratégicos existentes;
- Y, por último, la movilización tanto de capital público como privado, a nivel trasnacional, para financiar las infraestructuras para el desarrollo.
Esta movilización de capitales se centrará en cuatro áreas de actuación: clima, salud, digitalización e igualdad; y Estados Unidos pondrá a disposición de la iniciativa sus propias herramientas de financiación para el desarrollo, entre las que se cuenta la Development Finance Corporation, USAID, EXIM, la Millenium Challenge Corporation y otros organismos como la US Trade and Development Agency o el Transaction Advisory Fund.
Y es que el interés de Estados Unidos en que triunfe la B3W es providencial. Aunque ya se han destacado los dos objetivos principales de esta propuesta, no son pocos los que han visto en ella una medida llamada a contrarrestar el impulso de la BRI. Es decir, la Build Back Better for the World es la contraoferta de Biden y el G7 para la BRI.
La Belt and Road Initiative, o Nueva Ruta de la Seda, es un proyecto económico y comercial de origen chino. Ya tuve oportunidad de pronunciarme al respecto en mi primer post, al valorar las claves de la futura hegemonía mundial del gigante asiático. Es a este análisis al que me remito para justificar los desafíos que la B3W debe afrontar y que, a continuación, expongo:
- No se trata solo de un simple desfase temporal: la BRI fue propuesta por el Presidente Xi Jinping en 2013, con lo cual, ya de entrada, aventaja en ocho años a la B3W, que aún está en pañales;
- Además, la Nueva Ruta de la Seda ha excedido, y mucho, sus previsiones iniciales. Pensada, en un principio, como un área de libre comercio en Asia Central para conectar Extremo Oriente con Europa, hoy ya se extiende a lo largo y ancho del globo. Tras engarzar en un primer momento con la costa este africana, el espíritu de la BRI continuó extendiéndose hacia América Latina, y a fecha de hoy, más de cien países han firmado acuerdos con China para cooperar en el marco de la Franja y la Ruta;
- A esto se une la gran diversidad de infraestructuras ya erigidas (ferrocarriles, puertos, carreteras); un entramado colosal de comunicaciones que ofrece a China importantes beneficios geoestratégicos desde sus proximidades hasta sus antípodas – las más de las veces, potenciales, pues se supedita el control de las infraestructuras a incumplimientos contractuales;
- Por último, no hay que desdeñar el desconfianza que Estados Unidos genera en regiones de América Latina y Asia, donde el Destino Manifiesto y los conflictos más recientes siguen generando recelos en la psique colectiva.
La Casa Blanca ha afirmado que la Build Back Better for the World no es sino “una alternativa que sea reflejo de nuestros valores, estándares y forma de hacer negocios”. Defender esta mentalidad liberal, democrática y social corrigiendo los elementos históricos que hacen recelar a los potenciales socios de la bondad de esta medida resultará fundamental para su éxito y competitividad.
Graduado en Derecho y Administración Pública y Gestión por la Universidad de Sevilla, encontré mi vocación por las Relaciones Internacionales hace algunos años, lo que me llevó a cursar un posgrado en Diplomacia en el Centro de Estudios Internacionales de Barcelona. Me gusta la política internacional, los idiomas y, sobre todo, escribir; he publicado en varias ocasiones sobre temas jurídicos, pero ahora busco hacerlo en este campo, subrayando la función filosófica (e incluso moralizante) de la disciplina. Prometo que será leve, ¿me sigues?