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El sistema educativo en la prevención de la radicalización yihadista

¿Cuán importante es la educación? ¿Qué papel juega en la prevención de la radicalización y el terrorismo? Pues bien, aunque la correlación entre el sistema educativo y la prevención y reclutamiento yihadista a priori no muestre un vínculo estrecho, es de destacar que todos los individuos que se engloban en los buscadores del terrorismo yihadista, y en particular, al-Qaeda (el buscador de venganza, de estatus, de identidad y de emociones), mencionados en el estudio del Coronel John M. ”Matt” Venhaus, “Why Youth Join al-Qaeda” carecen de ciertas necesidades, que el individuo eventualmente busca y que el sistema educativo podría cubrir con eficacia. Abarcar estas necesidades es un elemento clave para prevenir la radicalización de estos jóvenes y evitar ser víctimas de planes de reclutamiento de organizaciones terroristas.

Para ello, en primer lugar, abordaremos brevemente en qué consisten las necesidades de los individuos que se encuadran en los cuatro buscadores mencionados, y que el estudio explica en profundidad.

El individuo que busca venganza se siente enfadado consigo mismo y la sociedad, suele “estar lleno de ira” y de insatisfacción y, por tanto, busca un culpable o remediar un mal. El buscador de estatus, quizás uno de los más frecuentes, está compuesto por individuos que desean triunfar y cumplir sus sueños, bien sea conseguir un buen trabajo o cursar unos estudios superiores. El buscador de emociones, mínimamente presente, pero no ausente, busca nuevas aventuras, adrenalina o superar un reto de gran riesgo. Finalmente, el buscador de identidad anhela ser parte de un grupo, crear una identidad grupal con la que identificarse y definirse. Este buscador está íntimamente relacionado con el sistema educativo y la trayectoria del individuo en sus primeros años académicos.

Al final de este artículo, expondremos las posibles alternativas que el sistema educativo podría ofrecer a estos cuatro buscadores para cubrir sus necesidades, si bien vamos a tratar antes las características del actual sistema educativo. Por un lado, es preciso destacar la importancia de un carácter cada vez más intercultural e interreligioso en los centros educativos para evitar el rechazo y acentuar la incertidumbre identitaria que sufren algunas personas. A su vez, la enseñanza dispar y asimétrica sobre el Islam que puedan recibir estos individuos en el centro educativo, que en ciertas ocasiones es nula, podría entrar en conflicto y acelerar una crisis identitaria provocada por factores exteriores como una mezquita. Es por esto que la escasa formación que suele recibir el individuo en los centros educativos lo hace más vulnerable a la manipulación de factores externos.

De esto radica la necesidad de que los centros educativos tomen medidas y se adecúen a la situación introduciendo unas reformas que atiendan a las necesidades culturales y religiosas de todos los alumnos. Con esto se consigue, por un lado, que los individuos se familiaricen con esta cultura, adopten unas bases del islam contrarias al yihadismo y puedan construir una identidad sólida y, por otro lado, reducir la discriminación y el racismo por parte de otros individuos promoviendo los lazos sociales y una mayor integración intercultural.

Por otro lado, los centros educativos deben establecer unos “protocolos de intervención y coordinación entre Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y los centros educativos” con el fin de identificar alumnos que podrían ser susceptibles de participar o apoyar actividades terroristas. Este protocolo de intervención debe actuar y funcionar de la misma manera que los programas de prevención de la drogodependencia y el acoso.

El fin último de estas medidas es dotar de identidad y sentido de pertenencia al individuo ya que como se muestra en el estudio de King’s College of London (2007): Recruitment and Mobilisation for the Islamist Militant Movement in Europe el déficit de integración social podía llegar a ser una variable a tomar en cuenta en los individuos que decidían unirse a grupos terroristas. Este déficit podría convertirse en un elemento de polarización social que desemboque en una situación de conflictividad y rechazo social. Un gran avance en este aspecto ha ido de la mano del gobierno británico con la plausible iniciativa Radical Middle Way, una página web con una gran cantidad de contenido y actividades destinados a jóvenes musulmanes cuyo fin es permitirles conectar con su fe.

En este sentido, y volviendo a los cuatro buscadores, las posibles alternativas para cada uno de los mismos podrían ser, para los buscadores de venganza, ofrecer talleres de música, poesía y actividades deportivas con el objetivo de canalizar la ira y la frustración. El buscador de estatus debe tener la oportunidad de mostrar sus dones y aptitudes, por lo que, las oportunidades académicas accesibles, los debates y el discurso político-religioso deben ser alentados. La educación religiosa y la promoción de actividades que puedan ofrecer al individuo definirse a sí mismo e identificarse con el mismo es crucial para el buscador de identidad, ya que ser parte de una liga deportiva, una sociedad de estudiantes, un coro satisface la necesidad de sentirse aceptado y parte de un grupo. Finalmente, la principal alternativa para el buscador de emociones es deslegitimar a los grupos yihadistas como foco de “aventura extrema” y alentar la práctica de deportes que puedan cubrir esas ansias de adrenalina.

Finalmente, y para abordar el papel de la educación en la prevención de la radicalización desde otro punto de vista, se encuadra la educación como la herramienta clave para deslegitimar los mensajes de captación de organizaciones terroristas en las redes sociales y contrarrestar el pensamiento extremista. En este aspecto entra en juego la calidad de la educación más allá del puro conocimiento, proporcionando a los alumnos una educación de valores como los derechos humanos, la paz, el desarrollo sostenible y la solidaridad. Son los profesores los que captan de primera mano el comportamiento de los alumnos y los que pueden identificar un cambio anómalo o indicios de actitud violenta en dicha conducta, pudiendo así intervenir e identificar el origen del mismo. El importante papel de los profesores en esta difusión de valores se puso de manifiesto en 2015 con la recogida de 90 firmas del Manifesto for Education-Empowering Educators and Schools por la Unión Europea para implicar y recordar tanto a las entidades educativas como a los profesores la responsabilidad que tienen en la prevención temprana de la radicalización.

Para concluir se podría afirmar que a día de hoy el sistema educativo carece de una visión globalizada que pueda enfrentarse a los nuevos retos de un mundo cada vez más diverso en cuanto a religión y cultura. La lucha contra la radicalización y el terrorismo no se debe dar únicamente en el plano externo y mediante la fuerza, sino que es preciso acudir a la raíz de dicho problema; la captación y reclamación de individuos, en su mayoría jóvenes que han tenido experiencias negativas previas. Cambiar esta visión y fomentar la inclusión social creando identidades sólidas puede ser la clave para prevenir la radicalización yihadista.

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