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Feminismos: una visión general de unas realidades particulares

La libertad exige mucho de todo ser humano. Con la libertad llega la responsabilidad. Para la persona renuente a crecer, la persona que no desea hacer valer su propia importancia es una perspectiva atemorizante.

Eleanor Roosevelt, Delegada de EE.UU. ante las Naciones Unidas

Para la Real Academia Española el feminismo se define, en su primera acepción, como el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre, mientras que feminista es aquel perteneciente o relativo al feminismo. Desde un prisma más minimalista se podría tratar como la toma de conciencia de la opresión y la explotación de la mujer en el trabajo, hogar, sociedad, así como con la iniciativa política deliberada tomada por las mujeres para cambiar esta situación. El feminismo es una crítica social y política, cuyo origen, se identifica para algunos, con finales del s. XIII, con Guillermine de Bohemia. Otros autores lo identifican en el s. XIX, cuando comenzó como una lucha organizada y colectiva.

Ver: Feminismo: historia y corrientes

A raíz de la Revolución Francesa surgieron movimientos reivindicativos en torno a la igualdad de las personas, pero no fue hasta principios del siglo XX, sobre los años 20-30, cuando en Europa nace el concepto de mujer emancipada. Pues, durante la Primera Guerra Mundial las mujeres ocuparon cargos anteriormente asociados a los hombres, que, en ese momento, se ausentaban, al igual que en la Segunda Guerra Mundial. La historia del feminismo se compone por diferentes etapas con diferentes objetivos, es decir, de olas. La primera, impulsada por Olimpia de Gouges y Emilie du Châleted, entre otras, transcurre desde la Revolución Francesa hasta mediados del siglo XIX y buscaba la igualdad en materia de derechos civiles. La segunda abarca desde la segunda mitad del siglo XIX hasta un siglo después y sus objetivos seguían girando en torno a la igualdad en derechos civiles. Aunque también se hizo una revisión de la moral de la sociedad y el derecho llegando a la búsqueda del sufragio universal. El primer país en hacerlo fue Nueva Zelanda en 1893.  

La siguiente ola feminista comienza en los años 60 del siglo XX, aunque para parte de la doctrina no fue hasta los 80´, con gran influencia de la Revolución de mayo del 68. Tras esta nacieron movimientos feministas en todo el mundo, y, a partir de los años 80, se lograron victorias como la creación de medidas legislativas para la protección de la mujer contra el despido injusto durante el embarazo. Actualmente y desde la segunda década del s. XXI vivimos en la cuarta, caracterizada por su diversificación: feminismo radical, disidente o ciberfeminismo son algunos de los subtipos, entre muchos otros.  

Ahora, la mayoría de las Constituciones modernas occidentales amparan a la mujer en igualdad junto al hombre. La Constitución española de 1978, sin ir más lejos, nos remite al artículo 14, por el que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Principio que, se interrelaciona con el deber de todos los españoles a trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo. A pesar de esto, el artículo 57 de esta carta magna sigue dando preferencia al varón sobre la mujer en la línea a la sucesión por la corona.

Ver: 10 leyes históricas que revolucionaron la vida de las mujeres

El radical, el disidente, el ecofeminismo, el feminismo negro, el poscolonial (muy relacionado con el anterior), el lésbico, el feminismo marxista, el liberal, el de la diferencia, el pro-vida o el masculino son algunos de los nuevos conceptos que acuña el término feminismo. Concretamente, el liberal, nace y se expande por Estados Unidos y Europa durante los años 60 y 70 del siglo XX y es relacionado con la New Left y los movimientos pro-derechos civiles de afroamericanos, surgiendo organizaciones como NOW (Organización Nacional de Mujeres), impulsada por Betty Friedan. Se crearon teorías propias que manifestaron la opresión que tenían las mujeres. Hablamos de un movimiento político, pero que, además, es teórico y epistemológico.

El crecimiento del Feminismo Liberal se da con el desarrollo de la ciudadanía de las mujeres. En Estados Unidos este crecimiento provocó que el movimiento feminista convocase varias luchas sociales, mientras que en Europa, estuvo desarrollado por movimientos aislados. Principalmente busca lograr igualdad de oportunidades mediante la crítica entre los espacios públicos y privados, y un mayor acceso a la educación, a la salud o al trabajo.

Ver: Feminismo Liberal: qué es, posicionamiento filosófico y reivindicaciones

Los feminismos en la periferia

Feminismo poscolonial

Para comenzar, es fundamental dar a conocer que el feminismo no tiene un concepto definido per sé. Pese a que en los países occidentales el feminismo entendido como “liberal” es el hegemónico, la teoría feminista está en constante evolución y es a su vez crítica y argumento. El feminismo poscolonial basa su argumentación en la crítica al feminismo occidental o liberal.

Los «feminismos poscoloniales» son movimientos político-sociales complejos y dinámicos que pretenden transformar las relaciones asimétricas de opresión entre los sexos, a partir del cuestionamiento de categorías, conceptos e ideas en relación al género, con la finalidad de proponer nuevos significados que consideren las experiencias de mujeres provenientes de realidades invisibilizadas.

Ron Erráez

Por otro lado, el feminismo poscolonial no se enmarca tan solo en la época histórica de liberación de los Estados colonizados durante el siglo XX, sino que abarca un periodo de tiempo que llega hasta la actualidad, pues según López Souto la mentalidad colonial no desaparece al construir un nuevo Estado independiente de la metrópoli, sino que en la propia vida cotidiana queda impregnado ese carácter colonial. Por tanto, los análisis poscoloniales (y el feminismo poscolonial como uno de estos análisis) buscan hacer que el colonizado tenga la capacidad de analizar de forma libre e independiente, siendo agente de su propio destino.

El feminismo clásico (ya sea liberal, marxista, o psicoanalítico) utiliza como sujeto de análisis a la sociedad occidental y centra, además, su estudio, en la “clase media”, obviando en muchas ocasiones las más rurales o periféricas. Este es, por tanto, uno de los motivos por los que al feminismo poscolonial también se le conoce como feminismo periférico, por dar voz al hacer como categoría de análisis a la mujer y la sociedad no occidental, eclipsada sin duda por los discursos hegemónicos. Este tipo de feminismo, por tanto, no busca dar voz genérica a los distintos movimientos no occidentales, sino más bien hacer hincapié en la enorme variedad que actualmente existe (islámico, negro, asiático, etc).

Autoras como Oyewumi o Mohanty analizan los tres supuestos del feminismo liberal y lo deconstruyen, pues de esta forma consiguen eliminar ciertos supuestos y prejuicios que el universalismo del feminismo liberal ha impuesto en su discurso. Uno de estos supuestos es el de dicotomizar de forma burda el concepto de patriarcado como una simple superposición del hombre sobre la mujer, permitiendo que este sea un concepto universal sin contenido propio, pues, existen muchos otros aspectos que requieren de análisis propio dentro de este concepto de “patriarcado”. Es por ello que, al igual que existen muchos subtipos de feminismo, también existen muchos subtipos de patriarcado.

Otro de estos supuestos por parte del feminismo liberal es aquel que construye una “mujer promedio” en el tercer mundo, obviando de nuevo las distintas características que pueden tener las mujeres de distintos lugares dentro del tercer mundo, como pueden ser las diferencias entre las mujeres de la región subsahariana con aquellas mujeres habitantes del Magreb. Estos supuestos lo único que consiguen (según Mohanty) es preconstituir al hombre y la mujer como grupos generales dotados de consciencia, por lo que los intereses de estos grupos le son dados con la propia definición de hombre y mujer, sin tener en cuenta las características geográficas y culturales.

Ver: Feminismo poscolonial y hegemonía occidental, una deconstrucción epistemológica

Feminismo negro

Las mujeres negras han sido siempre muy visibles, pero, a la vez, se las volvía invisibles mediante la despersonalización del racismo.

Audre Lorde

El feminismo negro constituye una línea de pensamiento que considera que la lucha feminista no debe desligarse de la lucha racial, ya que la despersonalización y universalización del feminismo blanco occidental hace que la mujer negra se convierta en un mero sujeto de estudio, sin voz, sin capacidad de luchar por sí misma. Decía Bell Hooks, allá por 2004, que las mujeres blancas que se dedican a redactar artículos para acabar con el racismo, en defensa de la mujer (especialmente la negra) acaban por mantener de nuevo una actitud paternalista que viene dada del pensamiento racista general que no considera a la mujer negra como ser capaz de gestionar su propia libertad.

Dentro de este feminismo es importante mencionar al movimiento de mayor importancia, el feminismo afroamericano, altamente relacionado con el movimiento de liberación negra en los Estados Unidos de América, por lo que puede verse cómo ciertas características de marginación de la mujer negra no vienen ligadas, únicamente, por su condición de mujer, sino por su color, aunque sin duda el hecho de ser mujer es un agravante en la discriminación que pueda sufrir. El movimiento negro contemporáneo comenzó en los años sesenta, agrupando tanto a hombres como mujeres. De hecho, muchas pensadoras del feminismo afroamericano comenzarían a dar voz a mujeres importantes del movimiento, como pueden ser Angela Davis o June Jordan. En los años ochenta y noventa, con el surgimiento de los black studies, pensadoras como Bell Hooks también apoyaron los estudios acerca de la mujer negra.

Ver: Desde el feminismo negro, una mirada al género y la inmigración

Feminismo liberal vs islámico: diferencias y semejanzas

Si antes se ha explicado el origen y evolución del feminismo liberal, ahora vamos a centrarnos en un tipo de feminismo muy ligado a la religión, el feminismo islámico. Muchas autoras y pensadoras feministas consideran que no debiera llamarse así, pues el feminismo no puede ir ligado de la religión. Por el contrario, las pensadoras que aceptan esta unión entre el feminismo y el Islam lo que buscan como objetivo principal es una reinterpretación del Corán donde se le dé a la mujer practicante del islam la importancia que merece. La premio nobel Shirin Ebadi considera que el feminismo islámico es un concepto totalmente equivocado, ya que para ella el feminismo es algo universal, y no tiene que ir medido por interpretaciones de ningún tipo de religión, ya sea musulmana, cristiana o cualquier otra. Si bien no acepta el término feminismo islámico, si considera que una mujer puede ser feminista y musulmana (de hecho, todas deberían serlo).

El feminismo en los países árabes tiene varias corrientes. Por un lado, existe el llamado feminismo laico, cuyo posicionamiento es más hacia la liberación de los países árabes (tenemos como ejemplo el movimiento feminista en Egipto en los años 20, con un fuerte nacionalismo egipcio). Este movimiento feminista busca el reconocimiento de la mujer desde un punto de vista poscolonial, pues consideran que tras la liberación del país la mujer musulmana podrá construir un nuevo orden en el que deje de estar excluida. Por otro lado, existe el feminismo islámico como tal, que, como ya ha sido explicado, prefiere buscar una nueva interpretación del Corán, el texto sagrado para el islam. Las diferencias de estos feminismos con el feminismo liberal son claras: el feminismo liberal es universalista y procede de los países colonizadores, por lo que su interpretación será siempre vista desde un punto paternalista y colonial, siendo la mujer musulmana objeto de estudio y no sujeto con conocimiento propio.

Ver: Feminismo islámico en marcha

Feminismo en el judaísmo

El feminismo judío (haciendo alusión a la religión judía) ha ido popularizándose en la actualidad. Si bien el judaísmo antiguo pone a la mujer en un nivel inferior al hombre (según el Talmud, la mujer nació de una costilla del hombre, por lo que la mujer proviene del hombre), durante el transcurso de los siglos XX y XXI se ha intentado equilibrar la posición entre hombre y mujeres judíos. Lo cierto es que el feminismo no ha tenido la misma influencia para el proceso de constitución de un Estado (en este caso, el polémico estado de Israel en la región de Palestina) como si lo tuvo en procesos de liberación de los países árabes.

Feminismo en las religiones minoritarias

En este caso es interesante mencionar la conocida como teología feminista, pues si bien fue diseñada en el marco de las religiones protestantes estadounidenses, su línea de pensamiento ha servido para reinterpretar la gran mayoría de religiones del mundo. La teología feminista se basa en parte en la llamada teología de la liberación, un movimiento revolucionario católico surgido en los países latinoamericanos que fue criminalizado por parte del papa Juan Pablo II por considerarlo como un movimiento casi herético. Pese a ello, esta teología ha sido y es muy utilizada por religiones como el budismo, o incluso, el hinduismo.

Ver: Estudios feministas de religión: una mirada muy parcial

Feminismo en los países asiáticos

La visión occidental de los países asiáticos ha sido y es una visión distorsionada. Debido a los tópicos y pretensiones hacia la población de estos países, el análisis que se le da al feminismo asiático es también un análisis distorsionado. Por ello, lo mejor en este punto será poner a disposición del lector las diversas acciones llevadas a cabo por mujeres en la región para así ver, al menos en parte, el avance de la lucha por la liberación de la mujer.

En China podemos destacar a Ding Ling, escritora intelectual de la república popular cuyo alegato por la liberación femenina le costó la deportación. En su obra pueden verse lo que se conoce como perfiles de la nueva mujer china, la cual siempre está movida por un objetivo concreto relacionado con su propia persona. Con esta escritora queda desmontado el estereotipo de mujer sumisa.

Por otro lado, en Japón existen dudas sobre si existe un movimiento feminista como tal. El país nipón es probablemente la nación asiática que más utiliza el soft power en occidente, prueba de ello es la inmensa cantidad de anime que nuestra sociedad consume. Pero desde el arte japonés también puede apreciarse la lucha feminista en el país, pues tenemos como ejemplo a Megumi Iragashi o Ashita Shojo Kai. También existe en la historia japonesa movimientos revolucionarios como la revista Seito (1911-1916) que abordaba temas tales como el derecho a voto.

Ver: Feminismos asiáticos

Como vemos, los movimientos feministas son muy diversos, por ello no deben universalizarse simplificando el discurso, ya que esto tan solo induce a error. Para comprender la realidad del movimiento feminista en Estados Unidos, hay que comprender la realidad del movimiento negro, al igual que para comprender la realidad del movimiento feminista en Egipto hay que comprender la lucha por la liberación egipcia. En este caso, y utilizando la máxima de Ortega y Gasset “yo soy yo y mis circunstancias”, los feminismos son ellos y sus circunstancias.

2 comentarios en «Feminismos: una visión general de unas realidades particulares»

  1. Muy interesante. Me resulta curioso la mención que hacéis acerca de los feminismos postcoloniales sin entrar a valorar la influencia del capitalista en la construcción del sistema patriarcal y la delegación de la mujer a un segundo plano.

    1. Hola! No, no hablamos del feminismo capitalista como tal, pero si tomamos en contraposición al feminismo liberal como antagónico al postcolonial, y dado que el objetivo de este artículo no es buscar el origen del patriarcado, es por ello que no hablamos del capitalismo en sí mismo. Espero que te sirva mi respuesta!

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