Apogeo y caída del “hombre enfermo de Europa”
El imperio otomano fue establecido en 1299 y quedó en pie hasta 1922. Durante más de 600 años modelaron la historia de muchas naciones en medio oriente y Europa, además representó para el İslam una importante etapa de liderazgo y florecimiento.
Contexto
La caída de Constantinopla en 1453 cambió totalmente el rumbo de la historia. El sultán Mehmet II al conquistar la “Segunda Roma” dio fin a la Edad Media; posterior a este acontecimiento, España y Portugal en su búsqueda de nuevas rutas comerciales hacia Asia indirectamente llegan a América, expandiendo su dominio alrededor del mundo, pero, al mismo tiempo, enfrentándose a una amenaza constante para la débil integridad de la Europa cristiana: el imperio Otomano. Constantinopla, puente entre Occidente y Oriente, pasa a ser la capital de los otomanos, representando de esa forma el inicio de la consolidación de su poder.
De ser un pequeño Estado turco de Anatolia, se convirtió en un imperio que se expandía sin cesar, llegando a dominar territorios en África, Asia y Europa durante más de 500 años. El artífice del apogeo máximo del imperio es, sin duda alguna, el Sultán Suleyman. Conocido en Occidente como “El magnífico” y en Oriente como “el legislador” fue el protagonista del denominado “Siglo de Oro” de los otomanos en el siglo XVI. Con un reinado de 46 años de duración, es el sultán que más tiempo permaneció en el poder. Entre sus expediciones más exitosas resaltan la isla de Rodos en el Mediterráneo, Belgrado en los Balcanes y Buda en Hungría. Con cada victoria el Imperio Otomano se convirtió no solo en una importante potencia militar del panorama mundial, sino también un centro multicultural que albergaba distintas religiones y naciones bajo la ley islámica.
¿Qué se hizo para lograr integrar a las nuevas y diferentes comunidades en cada conquista territorial?
Podemos responder esa pregunta analizando el método de conquista aplicado por los otomanos. La “yihad” ( الجهاد ) era la base principal de la política expansionista del imperio, y la variedad de versos y hadices sobre la yihad guiaron cada conquista llevada a cabo en la historia otomana-islámica.
Yihad en español se traduce literalmente como esfuerzo o lucha, este término árabe significa usar todos los medios posibles para luchar y ejercer la fuerza con el objetivo de realizar una tarea de manera exitosa. De acuerdo con la enciclopedia del İslam, yihad es aprender las órdenes religiosas, vivir de acuerdo a ellas y enseñarlas a los otros; abrazar el bien y evitar el mal; transmitir el islam, y luchar contra el enemigo. En la literatura islámica principalmente se ha usado para referirse a los combates contra a los no musulmanes.[i]
Cada gobernante otomano se veía a sí mismo como líder del mundo musulmán, esto implicaba proteger el islam y expandir su poder, pero bajo ciertas condiciones. Con la Yihad, los otomanos por un lado lograron ganar guerras contra Estados no musulmanes ubicados en Europa oriental, los cuales suponían una amenaza directa para el “islam” y por otra parte cumplieron (en la mayoría de las conquistas) con las prohibiciones que el islam a través de la Yihad pedía: no matar niños y las mujeres de los enemigos, no matar a los enfermos, clérigos y ancianos de los territorios conquistados, y no imponer el islam a la fuerza.
El resultado de su aplicación fue la continuidad de la población no musulmana de los nuevos territorios otomanos. El caso más representativo es los Balcanes. Tras derrotar al ejército serbio en la Guerra de Kosovo de 1389, los otomanos establecieron un orden social basado en la agricultura, que se adaptó bien a las condiciones de la época en los Balcanes, donde se asentaron de forma permanente. Implementaron una estructura política que no discriminaba a la religión ni a la discriminación racial. En las regiones conquistadas, los campesinos balcánicos no se vieron obligados a abandonar sus costumbres y tradiciones, pudieron practicar libremente su religión, se les redujo la carga fiscal, haciéndolos sentir seguros y cómodos en el orden otomano. [ii]
Conforme el imperio alcanzaba más expansión territorial, el número de musulmanes continuó creciendo. A la población de los Balcanes, mayormente cristiana, se le sumaban los cristianos y judíos del Medio Oriente. La integración social y política se logró con el sistema del “Millet”.
Millet es una palabra árabe que se puede traducir al español como “nación”. Eran parte de este sistema cada da una de las comunidades religiosas no musulmanas con reconocimiento oficial dentro del imperio.
Para el historiador turco İlber Ortaylı, El sistema del millet era una forma de organización y estatus legal que surgía de la sumisión de seguidores de religiones monoteístas a la autoridad del islam después de la anexión de una región al imperio, bajo un “ahidname” o tratado que otorgaba protección.[iii] No era el idioma o la etnia de las personas que determinaba las decisiones administrativas del imperio, sino la religión de estas. En otras palabras, era la religión el elemento más importante dentro de la organización administrativa y social otomana. De acuerdo con la ley islámica, cristianos y judíos eran parte de la gente del “libro sagrado”, no eran forzados a convertirse al islam, gozaban de cierta autonomía y también de libertad religiosa garantizada, pero estando bajo dominio musulmán tendrán un poder limitado, así como el deber de pagar un impuesto especial denominado “cizye”. El impuesto Cizye se cobró en el imperio hasta 1855.
El sistema del millet estaba conformado por: cristianos ortodoxos, armenios y los judíos. Los judíos eran en su mayoría los expulsados de Inglaterra, Francia, España y Portugal; una variedad de cristianos heterodoxos, incluidos protestantes, unitarios y molocanos rusos, recibieron refugio en el Imperio Otomano uniéndose a los que ya estaban presente dentro del territorio. [iv]
Los patriarcas y otras autoridades de los no musulmanes eran los encargados de cuestiones como la organización de ritos, la elección y destitución del clero, los ingresos y gastos de los templos, la educación y formación de los niños. [v]
El estado otomano logro mantener la convivencia de muchas naciones diferentes en su estructura social y política durante un periodo largo de tiempo. El sistema de millet, fue un avance para las condiciones de ese entonces; otorgó estabilidad a un imperio que necesitaba solides administrativa para sus proyectos expansionistas.
“El hombre enfermo de Europa“
La característica principal de los imperios es la constante expansión territorial. Cada imperio aspira siempre a conquistar nuevos territorios; cuando deja de hacerlo, como la historia ha demostrado, es señal de su caída y pronta desaparición.
El sultán Suleyman pretendió tomar Viena, el corazón de la Europa cristiana, en dos ocasiones. Después del segundo intento de conquistar Viena en 1683, el imperio otomano empezó a debilitarse. Los otomanos no volvieron a vivir días de luz y progreso desde ese acontecimiento.
El reinado de Solimán I el Magnífico marcó la cúspide de la grandeza otomana, pero después de su muerte, la decadencia otomana era lenta, pero constante.
Entre finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII, el poderío militar y administrativo otomano entró en un periodo de “oscuridad”. Un factor influyente en el inicio de la caída del imperio, fueron los mismos sultanes, y su deteriorado poder central. Luego de Suleyman, sultanes sin experiencia llegaron a la cabeza del imperio. Por ejemplo, el hijo del Sultan Suleyman, Selim I, es recordado no por sus expediciones o su interés por asuntos del estado como su padre, sino por el apelativo de “Borracho” por frecuentemente beber alcohol.
También llegaron al poder sultanes de muy corta edad, como por ejemplo el sultán Mehmet IV, que se convirtió en la autoridad máxima del imperio a los 6 años. Un niño a esa edad no tenía idea sobre la administración de un imperio, es aquí en donde ganan protagonismo en la intervención en los asuntos del imperio las sultanas madres -o “valides” por su nombre en turco-. Las sultanas madres forman el llamado “sultanato de mujeres” (1533-1655), periodo caracterizado por la constante influencia ejercida por las esposas o madres de los sultanes. La sultana madre más recordada en la historia otomana es “Kosem”, detrás de cada decisión de su hijo el Sultan İbrahim I, estaba ella. No lo dejó reinar, empeorando el colapso de los otomanos.
La incapacidad de los sultanes para administrar el imperio tuvo un efecto desastroso. Sin embargo, no es posible pasar por alto otros factores internos y externos.
El imperio otomano se mantuvo fuera de los procesos de desarrollo como el Renacimiento, la Reforma y la Ilustración que se iniciaron en Europa entre el siglo XV y el siglo XIII. Mientras Europa avanzaba, los otomanos caían. Las ciencias positivas jugaron un rol importante en el desarrollo de Occidente, lo que hizo posible inimaginables avances científicos. La curiosidad científica permitió a los europeos considerar nuevas fuentes de saber fuera del dominio cristiano. Al contrario que en el mundo occidental, los otomanos continuaron adhiriéndose a la tradición y la educación religiosa, no desarrolló el interés por la ciencia generando atraso tecnológico en el campo industrial y militar.
El sistema educativo otomano se basó completamente en un contenido religioso, en lugar de proporcionar a los jóvenes conocimientos que les permitieran ser productivos en la vida social y económica. Esta situación hizo casi imposible que el Estado se desarrollara económica y socialmente.[vi] En el intento de no “quedarse atrás” de Europa, el sultán Mahmut II, da un paso e inicia un proceso de “europeización”. Entendió que no bastaba con traer los mejores científicos de la época, así que opta por enviar estudiantes otomanos a Europa, con el propósito de que, conozcan Europa, su civilización, las razones de su progreso, el nivel que ha alcanzado en ciencia y tecnología, y al regresar aplicar esos conocimientos y “revivir” el Imperio Otomano; comprender qué innovaciones deben realizarse en los campos militar, industrial y tecnológico y, en consecuencia, determinar un programa y una hoja de ruta de innovación, educación, cultura e industrialización.[vii]
Los resultados no fueron los esperados. Los profesionales, al regresar al imperio, juegan un rol importante en la aparición de otro problema que acabó completamente con la integridad del imperio. Luego de vivir por un periodo largo de tiempo en la sociedad europea, un gran número de estudiantes había adoptado valores y principios europeos. Ellos notan que no basta con la aplicación de conocimientos científicos y el mejoramiento industrial, sino que también es necesario que se separe la religión de los asuntos del Estado. Así, un importante movimiento occidentalista empieza, y tendrá como resultado principal la abolición del califato al establecerse la actual República de Turquía.
Otra razón del colapso del imperio otomano fue el nacionalismo. Los movimientos nacionalistas que comenzaron con la Revolución Francesa tuvieron consecuencias muy negativas para un imperio tan multinacional como el de los otomanos. Los movimientos nacionalistas en los Balcanes, especialmente por parte de serbios y griegos, hicieron que el imperio luchara durante mucho tiempo y perdiese importantes posesiones territoriales. Al mismo tiempo, tuvo que lidiar con los levantamientos de los armenios y kurdos en la Anatolia y árabes en el levante y la península arábiga.
El lento desangramiento del imperio otomano continuaría durante el siglo XIX hasta inicios del siglo XX. Un imperio débil, sin poder político ni militar recibe su golpe final en la Primera Guerra Mundial. Las razones principales de la participación de los otomanos en la guerra aún siguen siendo tema de debate. Después de 100 años, no ha quedado claro si su participación fue consciente y voluntariamente o si se vio obligado a ir a la guerra para poder defenderse; ¿era posible permanecer neutral en dicho contexto?
Para saber más sobre el nacionalismo turco: Mustafá Kemal Ataturk: la abolición del último califato
Alemania quería beneficiarse de la posición geopolítica del Imperio Otomano, y de esa forma abrir nuevos frentes. El Imperio Otomano se unió a las Potencias Centrales para formar la Triple Alianza con la firma de la Alianza Turco-alemana de agosto de 1914. El bombardeo de los puertos rusos del Mar Negro con el apoyo de Alemania condujo la entrada oficial de la sublime puerta a la Primera Guerra Mundial el 28 de octubre de 1914. La guerra entre las Potencias Centrales y la Triple Alianza finaliza en 1919, con resultados desastrosos para el imperio que alguna vez fue una amenaza para Europa.
Una vez terminada la guerra, Inglaterra y Francia se repartieron el medio oriente otomano en la conferencia de San Remo en 1920, este hecho no era más que la mera formalización del Acuerdo Sykes-Picot pactado 4 años antes. Así, el futuro del mundo árabe que conocemos actualmente quedo en manos de las potencias coloniales de ese entonces; Líbano y Siria para Francia, y para İnglaterra, Palestina e Irak. Occidente diseña a su gusto las fronteras de nuevos estados árabes, originando un problemático proceso de transformación política y demográfica.
En la Anatolia, el sultán pierde legitimidad religiosa, y su gobierno desde Estambul, poder político. Después de que Estambul fuera invadida por los ingleses, Ankara se convierte en el centro de la lucha nacional, y de esa forma se establece la Gran Asamblea Nacional de Turquía (TBMM) en 1920. El gobierno del sultán es percibido por el movimiento nacionalista turco como perjudicial para la protección de la integridad nacional; el último Mehmet VI estaba dispuesto a acceder a las condiciones impuestas por las potencias occidentales. El liderazgo de Mustafá Kemal y los jóvenes turcos fue crucial para la formación de la Turquía que conocemos hoy, a través del TBMM abolió el poder del sultán en 1922. El sultán Mehmet VI paso el resto de su vida desterrado en Italia.
El imperio otomano fue establecido en 1299 y quedo en pie hasta 1922. Durante más de 600 años modelaron la historia de muchas naciones en Medio Oriente y Europa. La Turquía moderna ha heredado no solamente la cultura, tradición y rica posición geoestratégica, sino también graves problemas territoriales y sociales que continúan suponiendo un reto para la formulación de su política exterior.
[i] CİHAD, İslam anksiklopedisi, Diyanet. Consultado el 2 de mayo de 2021. https://islamansiklopedisi.org.tr/cihad
[ii] Milliyetçilik ve Emperyalizm Yüzyılında Balkanlar ve Osmanlı Devleti, Sacit Kutlu, İstanbul Bilgi Üniversitesi Yayınları, İstanbul 2007.
[iii] Ortaylı, İ. (2004). Ottoman studies (Vol. 10). İstanbul Bilgi Üniversitesi.
[iv] Öztürk, F. (2014). The Ottoman Millet System. Güneydoğu Avrupa Araştırmaları Dergisi, (16), 71-86.
[v] Karataş, A. İ. (2006). Osmanlı Devleti’nde Gayrımüslimlere Tanınan Din ve Vicdan Hürriyeti. Uludağ Üniversitesi İlahiyat Fakültesi Dergisi, 15(1), 267-284.
[VI)Osmanlı Devletinin Çöküş Nedenleri. Consultado el 8 de mayo de 2021. https://www.osmanlidevleti.gen.tr/osmanli-devletinin-cokus-nedenleri/
[VII] Çolak İ. (s.f.). Osmanlı’nın Avrupa’ya gönderdiği talebeler. Somuncu baba Dergisi. (203). Consultada en https://somuncubaba.net/dergi/203-sayi/osmanlinin-avrupaya-gonderdigi-talebeler/
Internacionalista por la Universidad de Selçuk, Turquía. Mi vida está orientada al aprendizaje de nuevas culturas, que, cuanto más alejadas y desconocidas, ¡mejor!
Apasionado por la política internacional, la historia y la diplomacia; con gran percepción de la cooperación internacional. Hablo español, inglés y turco; y, a través de mis escritos, intentaré explicarte el mundo que nos rodea de una manera clara y sencilla.
“Paz en la patria, paz en el mundo”.