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El roadmap en la internacionalización empresarial

La internacionalización de una empresa no es un proceso fácil, ni rápido. La expansión internacional requiere de una estrategia, de un cambio en el modelo de negocio y en la propia estructura de la empresa. Por eso, se debe crear un plan de acción o roadmap para identificar qué impacto tendrá el nuevo objetivo en nuestra actividad empresarial, qué pasos seguir y en qué tiempo.

Los roadmaps, o mapas de carreteras en español, son un sistema para aplicar de manera efectiva los modelos de negocio a través de unos pasos que comienzan con la decisión de realizar un cambio (o la aparición de una circunstancia nueva) y concluyen con la realización de un sistema de trabajo. Para crear un roadmap deberemos:

  1. Identificar la nueva circunstancia. Se identifica el cambio que se quiere hacer o la circunstancia que afecta a nuestra empresa. En este caso, el objetivo de operar en otros países.
  2. Analizar el impacto del cambio o circunstancia. Se estudian los efectos exactos que va a tener el objeto del estudio en las múltiples dimensiones que abarca tu modelo de negocio o estructura empresarial y se explican y relacionan entre sí. Un efecto de la internacionalización es, por ejemplo, la necesidad de inversión en ciertos recursos económicos y humanos.
  3. Plantear actividades necesarias para aprovechar los efectos o lidiar con ellos. No tienen por qué ser únicas, puede haber diferentes acercamientos para un mismo problema. Si seguimos con nuestro ejemplo de la internacionalización de una empresa y su consecuente inversión en recursos, tendremos que determinar si contratar una agencia externa experta en internacionalización o contratar profesionales que se incorporen a la plantilla de trabajadores de tu empresa.
  4. Organizar el mejor reparto de actividades posible. Es necesario administrar las actividades de la forma más adecuada en el tiempo. Para internacionalizar una empresa, antes deberás saber de qué capacidad de producción dispones y si es suficiente para operar en varios mercados. Al margen de ello, puede haber actividades transversales que no requieren de otra acción previa para realizarse.

La internacionalización de una empresa es el objetivo, no el hecho o la acción, como sí puede ser exportar esporádicamente. Por eso, se deben tomar decisiones según la propia estructura corporativa, la capacidad de inversión, la cualificación del equipo, la capacidad de producción y el propio entorno. A partir de ahí, podremos comenzar a trabajar el propio plan de expansión internacional.

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