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Guerra comercial entre Estados Unidos y China

Como sabemos, la posición estratégica de Asia se ha ido definiendo a lo largo del siglo XXI, alcanzando una infinita importancia en la política global. Y se podría decir, que hasta ahora, su principal «rival» en la lucha por la hegemonía en el sistema internacional, es decir: Estados Unidos, tiene mucho que ver. Fue la política exterior de la Administración Obama la que auspició el cambio del continente. Su foco en la región del Asia-pacífico logró favorecer de tal manera al gigante asiático que. hoy día, es imparable.

Obama firmó el TPP (Tratado de Libre comercio entre varios de los Estados asiáticos y Estados Unidos, cuyo objetivo radicaba en el incremento de la interdependencia económica), y por tanto, fortaleció su relación con la ASEAN y la región del Indo-pacífico. De lo que, como se podría suponer, se benefició la República Popular China, que desde que el actual mandatario Xi Jinping llegase a la Secretaría General del Comité Central del Partido Comunista, ha fortalecido su tendencia expansionista.

Trump firma la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico

Y es que, desde hace unos años, China tiene poder para cambiar el status quo predominante desde el siglo XX: en cuanto a términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), superó a Estados Unidos en 2014, según datos del FMI (Fondo Monetario Internacional). Además, representa el 18% del Producto Interior Bruto a nivel global y es el segundo país con mayor gasto militar (Green, 2017).

La Administración Trump, caracterizada por la tendencia al aislacionismo, ha intentado -no con buen resultado-, desde su llegada a la Casa Blanca en 2016 frenar a China. Empezó con la ruptura del TPP y siguió con la implementación de una línea «dura» de política exterior (como se recogió en los documentos de Estrategia de Defensa Nacional, 2017 y 2018). Para el norteamericano, China es una potencia revisionista que atenta contra Estados Unidos al intentar desplazarlo de la región del Indo-Pacífico y al actuar -directamente- contra los intereses y valores americanos.

Y así empezó la Guerra Comercial. La Casa Blanca impuso un 25% de impuestos arancelarios a 34 billones de bienes chinos. A lo que la República Popular respondió con el mismo 25% a la soja y otros productos agrícolas, así como los automóviles.

Ver; Guerra comercial entre Estados Unidos y China: cómo recrudecieron su conflicto con un aumento recíproco de aranceles (y cómo esto desplomó los mercados)

Recordemos la interdependencia económica entre estos dos gigantes y que China es el principal importador de materias primas de EEUU. Así como que el principal soporte de Donald Trump para su reelección en 2020 es el sector primario, que, a su vez, ha sido el más perjudicado.

Por tanto, frente a unas elecciones presidenciales, que, conociendo el sistema electoral estadounidense, sabemos, que dependen en gran parte en los grupos de interés, se podría prever este nuevo cambio en las negociaciones entre Xi Jinping y el Presidente estadounidense.

En la siguiente tabla podemos ver el descenso en 2019 de este sector, y, por tanto, la necesidad de revertir la situación:

Fuente: Open Secrets

Esto, unido a la «carrera tecnológica» entre ambos países, y la necesidad para el comercio internacional de un acuerdo entre las potencias ha dado lugar a que se hable del fin de esta disputa económica.

El pasado mes de diciembre (2019) Donald Trump anunció la firma de la primera fase de este posible acuerdo; en la que se abordarían temas como la transferencia de tecnología, la propiedad intelectual, la expansión del comercio y el establecimiento de mecanismos para la resolución de disputas.

¡Seguiremos al tanto del que, parece, seguirá siendo tema de actualidad del 2020!

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