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¿Hacia una comunidad pacífica en Asia?

Últimamente se ha hablado reiteradamente sobre un posible Concierto de Asia. Hugh White ya acuñó este término, así como Henry Kissinger ya trató la posibilidad de una Comunidad del Pacífico. como posibles soluciones a las tensiones entre dos grandes potencias como lo son Estados Unidos y China. Vamos a ver cuáles serían las implicaciones de llevarlos a cabo y si sería posible o no.

Partimos de las premisas de que para White crear un Concierto de Asia reduciría la probabilidad de guerra entre ambas potencias y estabilizaría la región; pero que ambos Estados deberían abandonar sus sueños de liderar Asia para tratarse como iguales. Así como se tendría que encontrar un lugar para otras grandes potencias como Japón e India, no importando que países más débiles se queden marginados, pues la participación de un gran número de países haría poco probable que se pudiera lograr algún tipo de arreglo entre los actores clave. De hecho, es bastante complicado imaginar cómo la integración regional podría convertirse en un sistema multilateral inclusivo para gestionar la estabilidad de Asia Oriental, a menos que, las potencias acuerden primero que la estabilidad regional es más importante que la propia competencia entre ellos.

Por su parte, Kissinger aboga por una Comunidad Pacífica en la que estos hegemones formen parte de una gran empresa, que reemplazaría en cierta medida el malestar estratégico, y en contraposición a la idea de White, permitiría que otros países importantes como Japón, Vietnam, Indonesia, India y Australia pudiesen participar en la construcción de un sistema percibido como un conjunto. Esto reflejaría la realidad actual de que Estados Unidos es una potencia asiática más, y que muchas de estas exigen que sea así. Y a la vez respondería a la aspiración de China por un papel global. Por ello, ambos saldrían beneficiados de esto. 

Implicaciones de ambos conceptos

Partimos, como es lógico, de que EEUU no es un país asiático y de que un arreglo de co-liderazgo entre China y este conllevaría a la aceptación mutua como iguales en Asia Oriental. Además, en el hipotético caso de que Pekín y Washington lograran alcanzar una relación más constructiva, tendrían que decidir cómo involucrar al resto de potencias de mayor relevancia y a su vez a los países más pequeños de Asia-Pacífico.  

Hablemos de Estados Unidos entonces. Su papel de potencia en el Este de Asia se remonta a 1840, cuando éste se convirtió en la “potencia del tratado de China” y se consolidó como potencia militar hasta hoy. Dicha posición comprende una alianza de seguridad central con Japón, una red de bases y una importante presencia naval permanente en los océanos Pacífico e Índico, además de que forma parte de la Cuenca del Pacífico. Como varios personajes de la esfera política estadounidense comentaron, “Estados Unidos es una potencia del Pacífico y estamos aquí para quedarnos”.

Sin embargo, ¿es esto suficiente para garantizar el papel estadounidense a largo plazo en el Este Asiático? Recordemos que Gran Bretaña también fue una potencia, que alguna vez también tuvo bases, una alianza con Japón, una presencia naval y actividades económicas fuertes en la región, incluso contaba con extensos territorios coloniales. A largo plazo, dicho país dejó de ejercer como actor de seguridad en la zona. No obstante, hay claras diferencias entre Gran Bretaña y EEUU, pues este último se encuentra en una posición más firme; está conectado directamente con Asia, dado que forma parte de la Cuenca del Pacífico.

Aún así, con el ascenso de China, estos factores no garantizan a EEUU un liderazgo permanente en la región. Para muchos gobiernos asiáticos este papel es útil al actuar de contrapeso para China, sin embargo, a medida que China se fortalezca, cada vez será más difícil para este mantener su papel. Además, EEUU tiene interés en perpetuar su status quo con respecto a los problemas que dividen a China y a sus vecinos, mientras que esta está trabajando por la estabilidad regional.

Por otro lado, encontrábamos la aceptación de China como colíder. Y afirmar a China como socio igualitario para gestionar la estabilidad del Este de Asia significaría que EEUU abandonaría cualquier ambición que pueda tener de ser el único líder de la región, así como aceptaría el sistema político del gigante asiático, lo que no es posible, pues los americanos perciben al Partido Comunista como una amenaza existencial. Otra razón, por la que, EEUU no se inclina a aceptar a China como una potencia igual es que no quiere que China lo sea. En primer lugar, EEUU está acostumbrado a ser un líder y quiere mantener esa posición a toda costa, esto implica una preferencia clara de una situación en la que ninguna potencia pueda igualar al gigante americano. Y, en tercer lugar, compartir el poder implica compromiso, por lo tanto EEUU debería de renunciar a algunos de sus intereses, y tampoco está por la labor. A su vez, el crecimiento de China es indeseable desde el punto de vista estadounidense, porque socava la posición de los valores liberales a nivel internacional. 

En tercer y último lugar, encontramos la redefinición de las alianzas y las instituciones multilaterales. Actualmente, EEUU tiene un enfoque dual hacia el Este y el Sudeste asiático. Por un lado, continúa con inversiones en cooperación de seguridad sobre una base bilateral con Japón, Corea del Sur, Filipinas y Tailandia complementada por alianzas y asociaciones de cooperación en la región y en los alrededores. Por otro lado, en los últimos años ha realizado un fuerte esfuerzo para contribuir en foros e iniciativas multilaterales (ARF, EAS, ADMM+…). Si trabajara en un escenario donde se ponga en práctica el Concierto de Asia, aparecerían importantes implicaciones. La principal y más importante consecuencia sería el surgimiento de un nuevo foro de consultas de seguridad a cuatro bandas entre Japón, EEUU, China e India, lo que sería más ventajoso para Washington que un G-2 regional solo con China, porque el concierto englobaría dos potencias que generalmente desconfían de China. 

Para pasar de un Concierto de Asia a una Comunidad Pacífica, deberíamos tener en cuenta otras implicaciones importantes para el americano. La base para desarrollar un marco multilateral para la existencia de una Comunidad Pacífica sería la Cumbre de Asia Oriental, apoyada por el foro regional de ASEAN y la Reunión Plus de ministros de Defensa de la ASEAN. EEUU está contribuyendo enérgicamente a la construcción de complejos mecanismos multilaterales y se está posicionando como eje central en cada uno de ellos. El pilar fundamental del papel de liderazgo regional de EEUU son las alianzas de seguridad bilaterales del país con el resto de la región. Sin embargo, si este reconociera a China como socio igualitario en Asia Oriental, su interés en un enfoque multilateral superaría la importancia de sus alianzas bilaterales, teniendo que sacrificar algunos de sus intereses.

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