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La República Popular China y el conflicto de Sudán del Sur

En esta entrada hablaré de cómo Sudán del Sur se ha convertido en una zona geopolítica de interés para actores como China, en el que me centraré durante toda la explicación.

De cómo el que empezó siendo un proceso de secesión que daría lugar al Estado más jóven de la comunidad internacional se ha convertido en un conflicto de carácter internacional que dura más de 7 años, y el porqué de ello:

El conflicto de Sudán del Sur es sumamente complejo.

Entre los actores internos destacan el Presidente (Kiir) y el Vicepresidente -Machar-, el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán, las etnias Dinka y Nuer, y las relaciones con Sudán del Norte; entre los actores internacionales: EEUU y China, que buscan la confrontación continua para maximizar sus beneficios; y, entre los regionales, Uganda y la República Democrática del Congo -entre otras-, cuyas economías dependen de este país.

Esta guerra dura más de cinco años; y como en todas las guerras, se han vulnerado constantemente Derechos Humanos, Derechos políticos y civiles, el Derecho Internacional Humanitario, así como se ha impedido la ayuda efectiva de Organizaciones No Gubernamentales o de la propia Organización de Naciones Unidas.

Se ha atentado directamente contra campos de refugiados, asesinado a civiles, periodistas, y voluntarios. Y ante todo esto, la comunidad internacional aún no ha reaccionado eficazmente.

A Estados Unidos (miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) le interesa la guerra, a China le interesa pararla, pero sin perder sus privilegios, y el resto de Estados miran hacia un lado.

Por otra parte, la Unión Africana no permite que intervenga la Corte Penal Internacional para juzgar los crímenes de lesa humanidad cometidos por los líderes políticos, quiénes a su vez, no están dispuestos a colaborar en el fin del conflicto hasta que se les asegure que gozarán de impunidad.

Ver: Conflicto en Sudán del Sur (2013-2019)

Sudán del Sur es un país con reservas de petróleo.

Es decir, para actores como China, que está extendiendo su zona de influencia en África y que necesita fuentes de energía seguras para seguir con su desarrollo económico es bastante interesante.

En la década de los 80 se descubre una nueva reserva de petróleo en Sudán. Obviamente, empresas norteamericanas intentaron explotarlas, pero, tras el comienzo de la Guerra Civil entre el Norte y Sur del país y el peligro inminente que les acaecía decidieron retirarse, lo que le dio una oportunidad a Pekín, que no la dejaría escapar.

Las relaciones bilaterales entre ambos países desde 1959 fueron su mejor baza, y las tres principales compañías petroleras chinas -“China National Petroleum Corporation”, Grupo Sinopec y China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) – consiguieron asentarse en el país.

A pesar del aislacionismo al que fue sometido el país durante los 80´, China mantuvo las relaciones y en los 90´Omar Al Bashir les pidió su ayuda para explotar la producción.

Es decir, China tenía acceso exclusivo a este nuevo mercado, sobre el que se forjó la industria y economía de Sudán.

Con la secesión, el objetivo principal de Pekín era asegurar sus activos petroleros, que se encuentran en el Sur.

Por lo que su estrategia fluctuaba entre mantener sus relaciones comerciales con el Norte, mientras que desplazaban su atención al Sur.

A pesar de la dificultad, aparentemente, les funcionó, y a pesar de le secesión, firmaron contratos con el nuevo país.

Sin embargo, la desconfianza de la población y el gobierno sudanés por las empresas petroleras se fue incrementando conforme avanzaba el conflicto.

Por un lado, para muchos la causa principal de la Guerra Civil recaía en las empresas petroleras.

Estas habrían ayudado a la desestabilización del Sudán del Sur financiando a Sudán del Norte durante la transición; además de haber incentivado el mantenimiento de la guerra al proveer armas en el país desde 2011 a 2015.

Y para otros, estas empresas contaminan el agua, alteran la naturaleza, y destruyen lo necesario para crear la infraestructura propia de estos nacimientos, repercutiendo muy poco beneficio a la sociedad.

En la actualidad, China, aparentemente, está trabajando en mejorar su imagen en el país a través de relaciones diplomáticas tanto con el Norte como con el Sur y mediando entre ambos bandos en la Guerra Civil.

Además, están trabajando sobre la Responsabilidad Social Corporativa, con la que pretende ayudar también a la población del país. Ha creado plantas de tratamiento de aguas residuales, y está trabajando tanto en proyectos de reconstrucción de infraestructuras (como el aeropuerto de Juba), como construyéndolas directamente (hospitales).

Obviamente, detrás de ello están sus intereses económicos por recuperar las inversiones de las últimas décadas y por seguir maximizando sus beneficios; además de, por supuesto, controlar los recursos energéticos como estrategia geopolítica frente a Estados Unidos, quien ostenta el poder sobre la mayoría del continente. y que ya en 2011 intervino en la firma de los acuerdos globales de paz entre Sudán y Sudán del Sur amenazando al gobierno con imponerles sanciones económicas si no concluían la Guerra con la principal intención de que la secesión se hiciese efectiva y China se viese obligada a romper los acuerdos bilaterales con el país.

Ver: Sudán del Sur y China firman dos acuerdos de desarrollo de infraestructura

El que aparentemente era un conflicto interétnico causado por la rivalidad entre tribus, realmente es una guerra causada por un gobierno personalista, corrupto, que ha usado las redes clientelares como medio para enriquecerse y mantenerse en el poder y que sentó las bases de una cleptocracia; por unas fuerzas armadas que no defienden al pueblo sino a sus líderes políticos y económicos y que no han dudado en usar las reticencias históricas de las etnias para crispar aún más la situación; por una comunidad internacional con organizaciones internacionales ineficaces frente a un país devastado con una de las peores crisis humanitarias de la historia; y por unos sujetos de Derecho Internacional como son los Estados que usan su capacidad de intervenir para mantener la situación y enriquecerse, así como conseguir aumentar su influencia en la zona.

Cómo acabará este conflicto es difícil de saber. Hasta que las vidas humanas no cuenten más que el petróleo, que el dinero, el pueblo se una y, la comunidad internacional no ayude económica, militar, social y políticamente, será muy difícil que esto termine.

Son necesarias más tropas internacionales, tanto de la ONU como de la Unión Africana para estabilizar la situación del país y brindarle seguridad. Además de intervención diplomática que ayude a lograr la reintegración del país.

Quizá, una opción, sería que se actuase como en Zimbabue, y que se volviese a redactar una Constitución que estableciese una democracia y el cumplimiento del Estado de Derecho, deponiendo a los líderes y ayudando a la transición pacífica del país. Pero, con todos los intereses que hay detrás, es difícil darle solución a corto plazo.

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1 comentario en «La República Popular China y el conflicto de Sudán del Sur»

  1. Un análisis demasiado blanco y con muy poca reflexión respecto a las consecuencias; ni el matiz sobre lo que implica que las Fuerzas Armadas de la ONU intervengan. Oraciones demasiado largas.

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